En una pequeña ciudad vivía un auto llamado Rayo Macqueen, era muy diferente a los otros que Vivían en la misma ciudad, ya que era de color rojo y le gustaba mucho salir a pasear los días que estaba lloviendo.
Una tarde, cuando estaba estacionado fuera de la casa de su dueño, Rayo Macqueen, comenzó a mirar el cielo para ver si se aproximaba una lluvia. Al ver esto las grandes nubes que estaban en el cielo, se pusieron de acuerdo para que pudiese llover aunque fuera un momento y comenzaron a enviar sus gotitas de agua para ver aún más contento al lindo auto.
Llovía y llovía muy fuerte y en ese momento a nuestro amigo de color rojo, se le ocurrió la idea de ir a pasear sin su dueño. Comenzó a alejarse, cuando de repente, mientras estaba mirando el cielo, no se dio cuenta que había una gran pared de cemento y choco fuertemente con ella.
Nuestro amigo, se lastimo mucho su trompa y es así, con mucho dolor que llego a su casa para que su dueño lo pueda ayudar, éste lo llevo al mecánico quien lo reparó y lo regañó mucho por haber salido un día de lluvia sin la compañía de su dueño y en ese momento Rayo Macqueen prometió nunca más salir a pasear solo.
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